Por qué no hemos superado la Edad Media
- Gabriela Vallejo
- 6 abr 2020
- 2 Min. de lectura

Y la pregunta es ¿y por qué habríamos de superarla? ¿Se superan los tiempos como si se tratara de una progresión o un progreso? Yo creo que no, pero parece una pregunta rara cuando la hacemos en pleno siglo XXI. Sin embargo, si vemos a nuestro rededor, nos damos cuenta de tantas historias de caballeros, cruzadas, magos y castillos que florecen junto a monasterios donde se esconden más tesoros de los que sus paredes austeras permiten sospechar. La pregunta no me parece inútil. ¿Qué tiene la Edad Media que no tengan otros periodos de nuestra historia? Una aparente oscuridad, y en ella todo puede esconderse. Es un espacio que parece tan poco definido que puede albergarlo todo: el declive de civilizaciones anteriores, el surgimiento de fuerzas de ataque como los árabes que llevaron una cultura no solo sorprendente, sino que fueron el reducto donde germinaron las traducciones de los grandes tratados de medicina y cosmología que proyectaban el hombre hacia dentro y hacia fuera, a las distancias menos pensadas. En esos espacios letrados que eran los conventos y monasterios se crearon grandes laboratorios de cocción en los que construyeron bibliotecas que podían encontrarse en los lugares más lejanos e inaccesibles. De ahí que esté más que justificada la idea de que eran sitios donde se unía el cielo y la tierra con una potencia inusitada. Tras sus paredes se concentraban energías que atravesaban el mundo conocido: el espíritu de cruzada y la pasión del conocimiento.
El espíritu detrás de esa religiosidad parecía tratar de atraerlo todo: a través de hombres y mujeres se concentraba la reflexión. En esa interacción del hombre y las ideas eclosionaba la visión de nuevos mundos posibles tocados por la fe y por otras vertientes del espíritu como la magia y la alquimia (tampoco desvinculadas del orden divino) que buscaban controlar y comprender la naturaleza de las cosas, poseer sus fuerzas, haciendo ligas entre los astros, el hombre y el reino de lo material a su alrededor. La Edad Media (a la que siempre estamos volviendo gracias a todo tipo de magos que pueblan las pequeñas y grandes pantallas, de los video-juegos o de las novelas que multiplican las biografías de buscadores y alquimistas) es una línea de fuga que nos da siempre una perspectiva que siempre toca el asombro y lo maravilloso de este mundo. Es todo aquello que puede escapar a la tiranía de la razón, del corsé del progreso, para plantear posibilidades de realidad mucho más fecundas que tal vez la ciencia acabe explicando muy pronto en las extrañas dimensiones de lo cuántico.
Proprio quello di cui parlavamo ieri. È il Medioevo un'epoca di regressione, sono davvero "secoli bui"? Tanta cultura è racchiusa in uno dei periodi più sottovalutati di sempre. Interessante contributo
Muy interesante reflexión. La Edad Media, para tantos historiadores e intelectuales, parece más que una época, un estado. –Al contrario que para la mayoría del público, que es como un decorado–. Como igual que avanzamos retrocedemos –dos pasos hacia adelante, uno hacia atrás–, cada involución es una vuelta a nuestra Edad Media; como el hombre es pura oscuridad, le resultan irresistibles los periodos oscuros. Posiblemente se aprenda más de la naturaleza humana en medio de una epidemia de peste que en cualquier congreso científico. Gracias, Gabriela Vallejo.