Un viaje entre lenguas...
El oficio de traductor empieza por un viaje entre lenguas. Es un trayecto entre dos puntos que implica un traslado personal que parte de una elección de afinidades y una experiencia interna que se verifica dentro del texto. El traductor siempre toma un texto y se deja transformar por él, incluso a pesar de sí mismo: se deja tocar por las palabras que hurgan en su interior. Por él pasa el texto, y es un puente hacia otra versión dentro de una nueva sensibilidad.





El oficio de traductor empieza por un viaje entre lenguas. Es un trayecto entre dos puntos que implica un traslado personal que parte de una elección de afinidades y una experiencia interna que se verifica dentro del texto. El traductor siempre toma un texto y se deja transformar por él, incluso a pesar de sí mismo: se deja tocar por las palabras que hurgan en su interior. Por él pasa el texto, y es un puente hacia otra versión dentro de una nueva sensibilidad.
Para mí una actividad tanto de base como complementaria a la reflexión. Es el punto donde se van forjando las ideas, de donde surgen las historias de acuerdo con el mundo que se está desplegando desde el interior.
El tercero de los picos del tricornio, es una acción que le gusta rebuscar en el pasado para verificar lo que no se sabe de él. Es una pulsión tan fuerte del espíritu, que tuerce todos los caminos que se toman (y que tal vez le han funcionado mejor a otros), para hacernos tomar las rutas más absurdas o más oscuras, y a veces con dudosos acompañantes (de piratas a malhechores de diversas índoles), de papel o entre papeles, que nos ayudan a ir dibujando los mapas del quehacer histórico.

BIO
Con una educación bilingüe (inglés/español) de inicio, con una licenciatura en filología hispánica y estudios de máster en literatura comparada, mi trayectoria profesional ha pasado por diez años de trabajo editorial muy diverso: corrección, venta de derechos internacionales, edición de libros de arte y en la gestión de proyectos con organismos internacionales como la UNESCO.
Un doctorado en París, en la École des Hautes Études en Sciences Sociales, sobre la circulación libresca en la Edad Moderna entre Europa y América, y un máster en traducción en la Universidad de Murcia me permitieron transitar más firmemente por la genealogía del libro, entrando en contacto con redes académicas que me han posibilitado trabajar con universidades de Francia, de Italia, de México y Estados Unidos.
Entre la traducción académica y la traducción editorial (de Fondo de Cultura Económica a Random House), se me ha planteado una trayectoria diversa en temáticas, sobre todo relacionadas con las ciencias sociales, la reflexión personal y la literatura infantil. La labor de traducción se ha visto enriquecida por mi propio trabajo de escritura: novela y relatos han sido un punto de inflexión sobre el peso de la palabra.
El traductor y el creador se guían por su propia perspectiva y su experiencia, que definen los principios que unen al traductor y al autor. Esos principios construyen su propio camino. Al final, mis lenguas de traducción (del inglés, francés e italiano) se van construyendo alrededor de la lengua española, que siempre es la raíz y el origen, y que se va enriqueciendo gracias a todas esas ramas.

